La foto salió movida
Julio Cortázar,
en “Historias de cronopios y de famas”
Un cronopio va a abrir la puerta de calle,
y al meter la mano en el bolsillo para sacar la llave lo que saca es una caja
de fósforos, entonces este cronopio se aflige mucho y empieza a pensar que si
en vez de la llave encuentra los fósforos, sería horrible que el mundo se
hubiera desplazado de golpe, y a lo mejor si los fósforos están donde la llave,
puede suceder que encuentre la billetera llena de fósforos, y la azucarera
llena de dinero, y el piano lleno de azúcar, y la guía del teléfono llena de
música, y el ropero lleno de abonados, y la cama llena de trajes, y los
floreros llenos de sábanas, y los tranvías llenos de rosas, y los campos llenos
de tranvías. Así es que este cronopio se aflige horriblemente y corre a mirarse
al espejo, pero como el espejo esta algo ladeado lo que ve es el paragüero del
zaguán, y sus presunciones se confirman y estalla en sollozos, cae de rodillas
y junta sus manecitas no sabe para que. Los famas vecinos acuden a consolarlo,
y también las esperanzas, pero pasan horas antes de que el cronopio salga de su
desesperación y acepte una taza de té, que mira y examina mucho antes de beber,
no vaya a pasar que en vez de una taza de té sea un hormiguero o un libro de
Samuel Smiles.
Julio
Cortázar, en "Historias de
Cronopios y de Famas", Julio Cortázar, 1962.
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