Instrucciones para buscar aventuras, Alejandro Dolina de El libro del fantasma
Se puede afirmar, sin temor
a la indignación de los sabios, que en los tiempos que corren es cada vez más
improbable tropezar con la aventura.
Lo imprevisto, lo extraño, lo misterioso no sucede nunca.
Curiosamente, parecen existir muchísimas personas con
espíritu aventurero. Todos los días conversa uno con señores que desean
vivamente una vida más interesante y un teatro de acontecimientos más rico y
más amplio.
Esta gente sale de su casa cada mañana esperando que algo
ocurra y buscando, como decía Whitrnan, "algo pernicioso y temible, algo
incompatible con una vida mezquina, algo desconocido, algo absorbente,
desprendido de su anclaje y bogando en libertad".
Pero la búsqueda es siempre inútil y casi todos los hombres,
en el ocaso de sus vidas, confiesan que no han vivido jamás una aventura.
¿Dónde están -se pregunta uno-las doncellas atormentadas por
un gigante que desde la torre de algún castillo esperan nuestra intervención
salvadora?
En ninguna parte. Ya no quedan gigantes, ni castillos, ni
-mucho menos- doncellas.
La actual civilización parece pensada para evitar las
aventuras. Porque en realidad la aventura es el riesgo. Y nadie quiere arriesgarse.
Siendo la seguridad un valor cuya admiración se promueve de
continuo, es inevitable que la mayor parte del esfuerzo tecnológico que se
realiza esté destinado a evitar sucesos imprevistos. Las cerraduras Yale, los
despertadores, los semáforos, las pildoras anticonceptivas, las alarmas, los
preservativos, los cierres de cremallera, las agendas, los paracaídas. Todos
estos inventos alejan el sobresalto.
Naturalmente, siempre queda alguna grieta como para que se
introduzca lo extraordinario. Pero no es suficiente. Para demostrarlo, vale la
pena realizar una sencilla experiencia: pidamos a nuestros conocidos que
refieran los hechos más curiosos que han vivido. Los resultados serán entre
aburridos y penosos.
Alguien quedó encerrado en el ascensor durante una hora.
Otro dice haber ganado un jarrón en una kermesse. Un tercero obtuvo un boleto
capicúa.
Se trata de aventuras miserables.
Los griegos pensaban que las cosas ocurrían sólo para que
los hombres pudieran contarlas luego. Si esto es cierto, el futuro de nuestras
conversaciones es poco prometedor. ¿Qué les contaremos a nuestros nietos? ¿Que
una vez vimos un choque? ¿Que se nos reventó un sifón? Pobre será la épica que
surja de estos modestos cataclismos.
El aventurero actual ha aprendido a contentarse con sombras
de emoción. La televisión y el cine son sus melancólicos proveedores de
asombro.
Chesterton había inventado una solución genial: la Agencia
de Aventuras.
Era una empresa que atendía a los caballeros que
experimentaban el deseo de una vida variada.
Mediante la satisfacción de una suma anual, el cliente se
veía rodeado de acontecimientos fantásticos y sorprendentes provocados por la
Agencia.
El hombre salía de su casa y se le acercaba un chino
excitadísimo quien le aseguraba que existía un complot contra su vida. Si
tomaba un coche, era conducido al Barrio del Invierno, donde cunden las riñas,
los marineros egipcios y las mujeres peligrosas. Gracias a esta eficiente
organización, el aventurero se veía obligado a saltar tapias, a pelear con
extraños o a huir de desconocidos perseguidores.
Pero la realidad, aun cuando ha sido capaz de depararnos
empresas tan absurdas como las que investigan mercados o gestionan
transferencias de automóviles, no nos ha brindado una Agencia de Aventuras.
¿Qué puede hacerse entonces?
Pues hay que actuar. No podemos pensar que las aventuras
vendrán a nosotros. De nada sirve esperar lo imprevisto mirando vidrieras o
sentados en el umbral. Es necesario que uno mismo provoque sucesos
extraordinarios.
Para demostrar que esto es posible, abandonaremos las anchas
avenidas de los Enunciados Generales para ingresar en el Laberinto de los
Ejemplos Concretos. Para decido de una vez, nos proponemos impartir
instrucciones precisas para vivir aventuras.
AVENTURA DE LA MUJER RUBIA
Antes de comenzar a vivir este episodio, usted debe elegir a
una mujer rubia. Desde luego, es preferible que sea hermosa. y desconocida.
Una vez que usted se haya decidido por una rubia
determinada, comience a seguida. Pero, atención. No se trata de escoltada
durante un par de cuadras murmurándole frases ingeniosas. Hay que seguida
silenciosamente y en forma perpetua. Hasta su casa. Hasta su trabajo. Hasta
donde fue re necesario.
Esto no debe interrumpirse jamás. Cada vez que ella entre en
un edificio, usted deberá permanecer afuera esperando su salida.
No hay que disimular. La idea es que la mujer rubia advierta
cabalmente que usted la está siguiendo. Esto la pondrá muy nerviosa y hasta es
probable que llame al vigilante.
Pasarán días, semanas, y tal vez meses. Usted se convertirá
en una sombra familiar y silenciosa. Si la mujer rubia tiene novio, no abandone
la empresa. Después de todo, usted solamente quiere que algo ocurra. y tarde o
temprano algo ocurrirá.
AVENTURA DEL TIMBRE QUE SUENA EN LA NOCHE
Usted camina por una calle oscura. Son las cuatro de la
mañana. Tal vez llueve. De pronto, frente a una casa cualquiera, usted resuelve
tocar el timbre. Pasan los minutos. Usted vuelve a tocar. Un hombre consternado
abre la puerta.
-¿Qué ocurre? -pregunta.
-Ando en busca de una aventura -contesta usted.
AVENTURA DE LA NOVIA PERDIDA
Un día usted resuelve encontrar a su Primera Novia. Si usted
ha tenido el descaro de casarse con ella, es evidente que la cosa no constituye
una aventura sino una fatalidad.
Pero supongamos que usted no la ve desde hace veinte años.
No sabe qué ha sido de ella.
Apenas recuerda su nombre y su cara ha tomado ya la forma de
los sueños y el recuerdo.
Usted hace averiguaciones. Indaga entre quienes la han
conocido. Investiga en los lugares en los que ella trabajó o estudió. Recorre
calles al acaso, cree reconocerla dos o tres veces. Alguien le pasa un dato
cierto.
Mientras todo esto ocurre, usted se vuelve a enamorar de la
Primera Novia y sueña todas las noches con ella, como solía hacer veinte años
atrás.
Un día usted descubre su paradero. Sabe exactamente dónde
encontrarla. Tiene la dirección, el número de su teléfono y conoce los horarios
en que es apropiado llegar a ella.
Usted piensa que la aventura ya puede comenzar, pero en
realidad es aquí donde debe terminar.
AVENTURA DEL TUNEL QUE VA A CUALQUIER PARTE
Usted y un grupo de amigos aventureros comienzan a excavar
un túnel en el fondo de una casa, que puede ser la suya.
La tarea deberá acometerse con el mayor vigor.
Durante la excavación se irán descubriendo objetos extraños,
tales como huesos, cascotes, tapitas de cerveza, zapatillas fósiles y antiguos
pozos ciegos.
El trabajo durará meses y meses. Durante ese lapso surgirá
una deliciosa camaradería entre los integrantes del grupo. Es muy probable que
todos sean despedidos de sus trabajos habituales, en razón de las
inasistencias, la impuntualidad y la suciedad, inevitables cuando uno excava un
túnel. Por las mismas razones, los que tuvieren novia serán abandonados.
Así las cosas, la única preocupación del grupo será cavar y
cavar. Un día cualquiera, cuando el túnel ya tenga una extensión considerable,
se comenzará a excavar hacia la superficie. y aquí viene el momento fundamental
de la aventura. ¿Dónde aparecerán los viajeros subterráneos? ¿En el hall de una
casa habitada por señoritas solteras? ¿En una panadería? ¿En un convento?
Hay otras aventuras posibles: la del que se embarca en un
carguero sueco, la del viaje subterráneo a través del arroyo Maldonado, la del
que investiga a los mendigos para descubrir que son ricos, la del que se mete
en el baño de damas, la del que se agacha a ver por qué no explota el cohete.
.. Hay que elegir.
Salgamos de una vez. Salgamos a buscar camorra, a defender
causas nobles, a recobrar tiempos olvidados, a despilfarrar lo que hemos
ahorrado, a luchar por amores imposibles. A que nos peguen, a que nos derroten,
a que nos traicionen. Cualquier cosa es preferible a esa mediocridad eficiente,
a esa miserable resignación que algunos llaman madurez.
Cuestionario:
1- ¿De qué trata
el texto de Dolina?
2- ¿Qué cosas
considera perdida el autor en la sociedad actual?
3- ¿Qué
propuestas hace al lector y qué contratiempos o contradicciones piensa en estas
acciones?
4- ¿Consideras
que reemplazamos vida por comodidad en la sociedad actual? ¿Por qué? ¿Cómo
podríamos incorporar las pérdidas que vislumbra Dolina?
5- ¿Asocias este
texto con el humor o lo serio? ¿En qué aspectos?
6- ¿Qué
estrategias utiliza Dolina para generar humor?
No hay comentarios:
Publicar un comentario